Gurú rumano del yoga fue detenido, acusado de numerosas violaciones, secuestro y trata de personas
El gurú de un movimiento internacional de yoga, Gregorian Bivolaru, fue acusado formalmente el viernes por la noche y detenido por violaciones, abuso de persona vulnerable, secuestro y trata de seres humanos en banda organizada.
Durante la audiencia en el tribunal de París, una juez decidió detenerlo provisionalmente tras ser arrestado, informó una fuente judicial.
“Lamento esta decisión”, dijo su abogado Anis Harabi. “Trabajaremos el expediente para establecer su inocencia”, aseguró.
Varias personas habían sido detenidas el martes de esta semana en Francia en una operación contra la secta internacional vinculada a la práctica del yoga, entre ellas su líder Bivolaru.
La secta está acusada de numerosos abusos bajo la dirección de este gurú rumano. Con aspecto descuidado y gruesas gafas, Bivolaru, de 71 años, es el personaje central de este grupo que actúa como mafia y practica “el proxenetismo bajo pretensiones filosóficas”, según una fuente cercana al caso.
Las detenciones se dieron en la región de París y en Niza (sureste), en el marco de una operación que movilizó a 175 policías y permitió liberar a 26 mujeres, precisó una de las fuentes, próxima a la investigación. Hasta ahora se considera que hay potencialmente unas 56 mujeres víctimas.
El Movimiento para la Integración Espiritual en el Absoluto (MISA) tiene numerosas escuelas de yoga y otras filiales, detalló esta fuente, que cifró el número de adeptos en “varios cientos de personas”.
La fiscalía de París había abierto en julio de 2023 una investigación por abuso de persona vulnerable, secuestro en banda organizada, violación y trata de seres humanos.
A finales de 2022, el organismo gubernamental de lucha contra las derivas sectarias en Francia, Milviludes, elevó el caso a la fiscalía tras el señalamiento de 12 casos de exmiembros por parte de Liga de Derechos Humanos, indicó una fuente judicial.
Según esta última, el movimiento MISA, que se convirtió en ATNAM cuando se expandió fuera de Rumania, enseñaba tantra yoga, con el objetivo de “condicionar a las víctimas a aceptar relaciones sexuales usando técnicas de manipulación mental diseñadas para eliminar cualquier noción de consentimiento”.
Esta secta incitaba a las víctimas femeninas a “aceptar relaciones sexuales con el líder del grupo” o “a entregarse a prácticas pornográficas remuneradas en Francia y en el extranjero”.